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Quita y Pon

Quita y Pon

“22 que en cuanto a la anterior manera de vivir, ustedes se despojen del viejo hombre, que se corrompe según los deseos engañosos, 23 y que sean renovados en el espíritu de su mente, 24 y se vistan del nuevo hombre, el cual, en la semejanza de Dios, ha sido creado en la justicia y santidad de la verdad”. (Efesios 4:22-24)

Ellas también son alma de salvación.

Ellas también son alma de salvación, por eso el hombre Cristiano debe mirarlas con pureza. Como Dios las ve.

El concepto del “quita y pon” es un principio que se ve a lo largo de toda la biblia y es uno que se utiliza mucho en la consejería bíblica para ayudar al aconsejado cambiar sus malos hábitos con la ayuda del Espíritu Santo. Es muy probable que estés aquí leyendo este artículo porque reconoces que tienes hábitos que quieres rendir a Dios. Si es así te felicito grandemente.

Efesios 4:22-24 es uno de los versículos bíblicos más utilizados para describir el maravilloso principio del «quita y pon». Pero sobre todo en este artículo vamos a ver como el quita y pon puede ayudar a cualquier hombre o mujer ser libre de la atadura sexual.

Con respecto a nuestra lucha en contra de la atadura sexual es crucial aprender usar el “quita y pon”. Desde el día en que te convertiste empezó un proceso y/o cambios, unos ocurrieron inmediatamente pero otros han costado más trabajo, ya que están incrustados en tu sistema automatizado llamado hábitos (o como Efesios los llama “manera de vivir”). Un hábito es una conducta, que a causa de mucha práctica, la persona logra realizar de una forma automatizada o inconsciente y sin pensarlo metódicamente.

“Quita y pon” se basa en que no puedes quitar un hábito sin sustituirlo por otro y requiere de nosotros unas acciones concretas para poder lograr un cambio. El quita y pon no funcionará si lo haces varias veces sólo por la emoción de tratarlo. Se trata de practicarlo bajo perseverancia hasta que se convierta en un hábito en donde ya no tengas que pensarlo metódicamente.

Recuerda, si llevas años practicando lujuria sexual, por tal razón, ante cualquier mínimo estimulo del entorno, tiendes a responder sexualmente sin pensarlo. A eso añádele toda la propaganda de material sensual en la que estamos inmersos todos los días, la Internet, los carteles grandes en las avenidas principales, los centros comerciales, la poca vestimenta de las mujeres y los anuncios de la televisión aun cuando ves un programa “sano” también están contaminados.

Imagínate poder ser capaz de responder de una forma sana y pura aun viviendo en un mundo tan contaminado.

Veamos un ejemplo de cómo funciona el “quita y pon”. Nota el ejemplo que da Efesios 4:28 sobre el ladrón: “28 El que roba, no robe más, sino más bien que trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, a fin de que tenga qué compartir con el que tiene necesidad.”

Para que el ladrón deje de ser ladrón, tiene que dejar de robar (esto equivale al “quita”). Ahora, no podemos quedarnos estancados en la fase de “quitar” solamente. Si el ladrón se queda estancado en esta fase volverá a su vieja conducta habitual. Para que el ladrón deje de ser ladrón necesita practicar y entrenar otro hábito que sustituya el viejo. Es entonces donde se aplica la fase de “poner”. Para el ladrón, significa empezar a trabajar y compartir con los que necesitan (esto equivale al “pon”). Si este ladrón persevera practicando, dejará de ser ladrón y se convertirá en una persona desprendida, antes robaba pero ahora da. ¡Amén!

Aquí es donde debes preguntarte: ¿Cual es tu «pon»? No puedes quedarte solamente eliminando conductas sin poner otras buenas.

Debes entender que al principio tu nueva conducta la hará metódicamente, pero si persevera y sigues entrenando y practicando se convertirá en un habito y te convertirás en un cristiano maduro.

Lo mismo sucede con el que lucha contra la lujuria sexual, tiene el hábito de beneficiarse sexualmente de algo que no es suyo. Cualquier estímulo, imagen, recuerdo o circunstancias que lo conecte con la lujuria, lo llevará a responder sexualmente de una forma automática.

Ejemplo para el que tiene un problema enorme con la custodia de los ojos o con el voyerismo. Este necesita dejar de fijar su mirada en cosas que lo estimulan sexualmente (este es el “quita”). Ahora, no podrá quedarse estancado en esta fase de “quitar” solamente. Si se queda estancado en esta fase volverá a su vieja conducta habitual.

Recuerda, el que tiene un problema con la custodia de los ojos está habituado a tener una cadenas de ideas lujuriosas cuando fija su mirada en una mujer o hombre. Para cambiar esta conducta necesita poner más de su parte y asumir mayor responsabilidad. Para dejar su conducta, necesita practicar y entrenar otra conducta que sustituya el viejo. Es entonces donde se aplica la fase de “poner”.

En vez de tener una cadena de ideas lujuriosas cuando fija su mirada en una mujer, necesita comenzar a pensar y ver como Cristo ve a toda mujer, como hija de Dios y alma de salvación. Se que esto suena generar, por lo tanto, una acción concreta que puedes hacer es comenzar a orar por esa persona, orar por su salvación, por misericordia, orar por su esposo y si es una joven, orar por su futuro esposo, orar para que ella sea una buena futura madre, para que sea santa y sobre todo orar por su salvación. En vez de verla como una «chica sensual», véala como lo que es, una hermana, porque también ella es hija de Dios (esto es lo que equivale al “pon”).

Nota como el «pon» no tiene que ver con tener, querer o tomar, sino mas bien tiene que ver con misericordia, dar, bendecir, honrar y respetar.

Puedes poner muchas otras cosas que encontrarás en la palabra de Dios. Lo importante es que si el que tiene problema con la custodia de los ojos persevera practicando, dejara de tener esta atadura y se convertirá en una persona que dejará de beneficiarse sexualmente de algo que no es suyo y será una persona que pide a Dios para que de salvación y misericordia.

Con el tiempo, bajo entrenamiento y práctica, empezarás a crear un hábito santo. Aquí es donde entra el versículo de II Timoteo 3:16: “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia”. Quiero que notes que la palabra “instruir” viene del griego “paideia” que significa: entrenar, o disciplinar. En las mayorías de las traducciones en biblias de inglés traducen esta palabra a “train” que significa “entrenar”. Es la voluntad de Dios que entrenes para hacer el bien usando la palabra de Dios.

Otro versículo bíblico que quiero compartir es Hebreos 5:14: “Pero el alimento sólido es para los adultos (los que han alcanzado madurez), los cuales por la práctica tienen los sentidos ejercitados para discernir el bien y el mal”. En este versículo bíblico quiero que notes la palabra “ejercitados”, es traducida de la palabra griega “gumnazó”, que significa también entrenar con ejercicio físico.

Al igual que el versículo bíblico previo, en las mayorías de las traducciones de biblias en ingles también usan “train” o entrenar. Dios quiere que dejemos de ser niños, que maduremos y nos hagamos responsables de nuestro cambio. Nota que este versículo bíblico define lo que es un adulto o los que han alcanzado madurez, los que «por la práctica tienen los sentidos ejercitados para discernir el bien y el mal”. Nota también que gimnasio se deriva de la palabra “gumnazó” dando un sentido de que nosotros como el gimnasta o el atleta debemos crear una disciplina para practicar la palabra de Dios. Al principio te costara mucho esfuerzo y tendrás que practicar tu nueva conducta metódicamente, pero luego con el ayuda del Espíritu Santo obtendrás una nueva respuesta automática y santa. ¡Amen!

Abrazos y muchas bendiciones;

Joel Olivencia


Clamando a Dios, a un paso de pecar.

Clamando a Dios, a un paso de pecar.

Salmos 119:43 “No quites jamás de mi boca la palabra de verdad, Porque yo espero en Tus ordenanzas.”

Quiero tocar tu corazón con las letras de este artículo. Quiero compartir contigo lo que significa para mi clamar: “No quites jamás de mi boca la

Clamando a Dios, a un paso de pecar.

Clamando a Dios, a un paso de pecar.

palabra de verdad, Porque yo espero en Tus ordenanzas.” Algo que nuestro enemigo no soporta es que clamemos a Dios, a un paso de pecar. El enemigo sabe que cuando se escucha el clamor de un hijo en el  Salón del Trono de Dios él tiene que salir corriendo por su vida.

Muchas veces, en la lucha contra la atadura sexual, nos encontramos en ese micro-segundo, donde nos toca decidir por la lujuria o decidir por pureza. Es ahí donde nuestra fe es puesta a prueba, en ese momento donde estás a un paso de pecar.

Pero no quiero hablar de aquellos momentos en donde te sientes fuerte, con muchos días de pureza o viviendo en victoria.

Quiero referirme a esos momentos donde sientes que la carne hace fuertemente su demanda y donde todas las condiciones están en bandeja de plata para consumir el pecado. Clamar a Dios en un momento como este requiere de valentía. Clamar a Dios en un momento como este es realmente como sentir dolor físico en la carne, inclusive sentir hasta coraje en tu carne por saber que lo que estás deseando es prohibido.

Sólo el que ha pasado por los estragos de la atadura sexual, puede entender lo difícil que es clamar a Dios, a un paso de pecar. Pero este versículo bíblico dice algo poderoso. En mi caso, este versículo bíblico  me hace recordar todas las veces en que estaba a un paso de pecar, batallando entre obedecer a Dios o obedecer mi carne. Me hizo recordar las veces que traté de recordar versículos bíblicos que me ayudaran a vencer y solo encontrar que no estaba preparado para batallar.

El salmista en este verso le pide algo a Dios, algo que todos nosotros debemos pedir cuando estamos a un paso de pecar: “No quites jamás de mi boca la palabra de verdad, Porque yo espero en Tus ordenanzas”. Este verso significa pedirle a Dios confianza de que Él siempre proveerá en los momentos más difíciles. ¡Aleluya!

¿Por qué es tan importante esto? Porque muchas veces creemos que la provisión de Dios no es suficiente. Pensamos: «Dios me libra de esta pero luego voy a caer, pues para eso consumo ahora el pecado». Este pensamiento, o cualquier otro tipo de racionalización es mentira de satanás.  Por eso es que la acción de declarar la verdad de Dios, tiene poder sobre la mentira en la que el enemigo te quiere atrapar.

Si clamas a Dios, a un paso de pecar, creyendo en que Él proveerá, empezará a fluir la verdad en tu corazón. En otros casos, habrán momentos en que sientes a Dios lejos y tu carne esta demandando ser lujuriosamente atendida. En un momento como este, clama a Dios en el Espíritu, de tal manera que tu voz retumbe en el Salón del Trono de Dios.

Sabes, poder entrar al salón del trono de un rey es un privilegio y para otros, puede hasta costar su vida. Pero tú, como hijo de Dios, tienes entrada libre por la sangre del Cordero inmolado.

Dios te dice: «espera en mis ordenanzas». Es un buen momento para decirle a Dios: “yo espero en tu ordenanza y no en lo que la carne me ordena”. ¡Te  necesito! ¡Clámalo herman@! Él te escuchará atentamente.

Abrazos y muchas bendiciones;

Joel Olivencia